El genio del ser humano reside en su curiosidad. La inteligencia con que resuelve los problemas de la vida cotidiana es la principal razón de su supervivencia. Del descubrimiento del fuego a la invención de la rueda, del desarrollo de la escritura al surgimiento de la imprenta, y desde el conocimiento de los planetas hasta la llegada a la Luna, el hombre ha llevado al límite su deseo de investigar. Los descubrimientos de una época hacen viables los siguientes. Es imposible detener este proceso. El hombre seguirá descubriendo hasta extinguirse o, más probablemente, hasta adaptarse al mundo diferente que ha contribuido a crear.
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